DOGVILLE

En un extraño pueblito llamado Dogville, donde los días parecen todos iguales y el tiempo no tiene prisa, acaeció la llegada de una extraña, una fugitiva que huía de los horrores de su vida y quería encontrar lejos de sus predios un poco de calidez y paz. Su llegada al pueblo fue todo un acontecimiento, que puso en juego la honorable y respetable vida de los habitantes de Dogville, ya que ella con su tonta amabilidad e inocencia, tenía la pretensión de corromper la rutina, apatía y mezquindad tan amada de los intachables moradores de Dogville. Pero no hubo que preocuparse, ya que los ciudadanos de Dogville, tenían firmes convicciones, y la bondad, ese mal repudiable nunca ganó, ni perturbo la armoniosa vida de sus habitantes, todos siguió como ellos querían, como al principio o quizás “mejor” y encontraron su paz en la hoguera…. (Voz en off)
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Así de cínico como puede sonar ese texto (un pequeño extracto de lo que es Dogville), de igual manera podría catalogarse la visión de mundo que nos es planteada ya con imágenes en este film por Lars von trier. Dogville, es una película que con una propuesta técnica poco convencional (dogma 95), y una historia conflictiva, nos presenta una visión de mundo que horroriza al ser vista en la pantalla, (pero que en la realidad, parece pasar desapercibida por la mayoría, o ser ignorada por todos, pareciéndonos un poco entonces a los habitantes de Dogville) ya que lleva al espectador a mirarse en un espejo, y a dejar al descubierto una faceta poco agradable del ser humano.

Dogville, es un film altamente simbólico que pretende a través del uso de unos personajes estereotipados y bien definidos, de diálogos, acciones concretas y un espacio limitado mostrar la faceta demens del ser humano, que nos habla de un ser alienado, aberrante, egoísta, ambicioso, oportunista que se esconde tras una máscara de bondad, pero que no puede evitar tarde o temprano mostrar sus dientes. Juzgar en este film como fatalista y ominosa la visión que posee el director sobre el ser humano no es el hecho, ya que al fin y el cabo es esta la percepción de mundo que tiene von trier, lo interesante en esta visión es mostrar en la pantalla el lado oscuro del hombre que siempre se busca ocultar, o en el caso del cine suavizar por medio de producciones, que terminan con un final lleno de esperanza para la humanidad, y este no es el caso de von trier, quien la única solución que nos deja al final resulta tan conflictiva, como la historia, “El mundo sería mejor sin Dogville”.

En este film, von trier hace algo inteligente para tratar de centrar la atención del espectador y es olvidarse del espacio y tiempo, para que este(espectador) se concentre en la historia que resulta lo realmente importante, ya que si bien contextualiza al principio a Dogville como un pueblo estadunidense, la escenografía precaria que no da muchos indicios, la hacen susceptible a imaginar que ese puede ser cualquier lugar del mundo, e inclusive el mundo entero representado por unos pocos; y mediante este recurso, de un escenario limitado, y con unos espacios abiertos que permiten ver o dejar al desnudo la vida de cada uno de los habitantes de Dogville, von trier trata de llevarnos a mirar la viga de nuestro ojo, mirando la paja en el ajeno -si es que eso puede lograrse en estos tiempos-.Este es un film sin lugar a duda que lleva al espectador a encarar la realidad, que lo pone a prueba, y lo cuestiona sobre lo moral y lo ético, sin necesidad de plantearle un discurso, de proponer un parámetro o un modelo a seguir, sino que deja el juego sobre la mesa para que sea este quien decida si es preciso seguir jugando así o hay que cambiar de juego.

A manera de conclusión, a pesar de lo lento y largo que pueden resultar los primeros 6 capítulos de la película( Dogville está estructurada en un prologo y nueve capítulos), vale la pena verla, los 3 últimos capítulos recompensan la larga espera y brindan un final inesperado; entre otras cosas, Dogville es una opción para abrirse a nuevas estéticas, pero más allá de eso es una forma original de acercar el cine a la realidad, sin necesidad de ser tan obvios , sino como en el caso de von trier, con una propuesta simbólica, que no haga sentir al espectador como si estuviera asistiendo a un discurso ético, sino que lo confronte en la individualidad con su conciencia.

Ámbar